Ayudas solidarias frente a los desastres naturales

El Banco Mundial emite nuevos bonos de catástrofes "de costo accesible" para los países en desarrollo


A finales de octubre el Banco Mundial puso en marcha el Programa MultiCat. Esta plataforma emitirá bonos de catástrofes que permitirán a los países y a las entidades públicas contratar seguros más baratos contra el riesgo de desastres naturales. La novedad es que estos bonos "brindan acceso inmediato a dinero en efectivo para financiar operaciones de ayuda urgente". Es la primera vez que se diseña un instrumento de estas características. El aumento de terremotos, huracanes y tsunamis en la última década lo ha convertido en imprescindible para ayudar a las regiones afectadas a reponerse tras una catástrofe.

La idea es que MultiCat beneficie, sobre todo, a los países en desarrollo. "Se les ofrece la posibilidad de adquirir una cobertura de seguros, de costo accesible", precisa el Banco Mundial. Este programa se complementa con otra herramienta: el préstamo con opción de desembolso diferido ante catástrofes (CAT DDO). Es una línea de crédito que permite un acceso inmediato al financiamiento tras un desastre natural.

El país en el que se ha fijado la nueva plataforma ha sido México, debido a su experiencia en la emisión de bonos de catástrofes. De ahí que el Banco Mundial haya concedido a esta región la primera emisión procedente de MultiCat. La finalidad es mejorar la gestión del riesgo de desastre.

Qué riesgos cubre

Es posible contratar pólizas que cubren las consecuencias de seísmos, inundaciones, huracanes y otras tormentas de viento. No obstante, MultiCat intenta ser flexible y permite agrupar varios riesgos de manera que se aprovechen los beneficios, sin necesidad de que los costes aumenten de forma excesiva.



Están previstos un marco jurídico y un operativo comunes, que se traducirán "en un acceso mucho más amplio a una cobertura en condiciones notablemente más ventajosas", ha asegurado Kenneth Lay, vicepresidente y tesorero del Banco Mundial.

La entidad defiende que se disminuirá el impacto financiero y económico de las catástrofes naturales. Los países con una tendencia mayor a sufrir estas calamidades podrán estar prevenidos o, por lo menos, contarán con un instrumento que aliviará el desembolso en caso de adversidad.

Países emergentes

"Los desastres naturales aumentaron durante la pasada década en todo el mundo". El Banco Mundial constata un dato fácil de comprobar. Tsunamis, terremotos y huracanes han azotado con fuerza algunas zonas, con consecuencias devastadoras. Ante una catástrofe de esta naturaleza, hasta el mayor de los esfuerzos puede ser baldío, pero sí hay diferencia en el modo de recuperarse.



El organismo reconoce que las catástrofes afectan a países desarrollados y emergentes, pero estos últimos parten con desventaja y, además, han sido "los más golpeados" en los últimos diez años por estas circunstancias. Las pérdidas entre 1977 y 2001 se estiman en el 7% de su Producto Interior Bruto (PIB). Los cálculos del Banco Mundial apuntan a que "sólo el 3% de las pérdidas potenciales de los países en desarrollo están aseguradas", frente al 45% de los países desarrollados.

Las pólizas convencionales cuentan con primas elevadas a las que no todas las regiones pueden hacer frente. Por ello, cuando ocurre un desastre, éste se refleja tanto en la situación económica, que se convierte en una de las principales damnificadas. No sólo hay que atender a las víctimas en los momentos posteriores, sino afrontar las tareas de reconstrucción en el futuro. Sin un seguro que cubra estos gastos, la recuperación se retrasa.

Aprender de experiencias pasadas


El pasado 14 de octubre, con motivo del Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, Naciones Unidas (ONU) destacó el peligro en el que viven millones de personas en todo el mundo ante la posibilidad de ser víctimas de un desastre. Una campaña anual de este organismo recordó a las más de 1.500 víctimas de las tragedias ocurridas ese mismo mes en Asia oriental y en las islas del Pacífico.

Catástrofes ocurridas con anterioridad han confirmado que el éxito a largo plazo en la recuperación depende de la participación de los propios afectados. Se les debe dar la oportunidad de decidir "cómo reconstruir sus casas y sus maneras de ganarse la vida". El modelo, en este caso, ha sido Aceh, azotada por el tsunami de 2004 en Indonesia. En la actualidad, "Aceh ha hecho progresos significativos hacia la recuperación e incluso ha mejorado la infraestructura que había antes del tsunami del 26 de diciembre", subraya el Banco Mundial.

Se apostó por los habitantes para que abanderasen las tareas de reconstrucción. Ellos mismos rediseñaron sus casas y sugirieron dónde levantarlas de nuevo para que, en caso de repetirse la tragedia, no las volvieran a perder. "Las nuevas casas a prueba de seísmos y las instalaciones locales satisfacían sus necesidades". Por ello, cuando la ciudad indonesia de Yogyakarta fue víctima de un terremoto de graves consecuencias, la respuesta, subrayan, fue "mejor y menos costosa".

Lista Roja de Especies Amenazadas

Indica que la pérdida de biodiversidad es cada vez mayor, aunque los esfuerzos de conservación están salvando a algunas especies

La Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) es una base de datos en línea que identifica y documenta a las especies cuya conservación se encuentra en peligro. Posee información sobre el estado mundial y otros datos de referencia de unas 40.000 especies, así como un índice del estado de la diversidad biológica.

La Lista Roja 2006 revela que el número total de especies oficialmente declaradas Extintas es de 784 y a otras 65 solamente se les puede encontrar en cautiverio o en cultivo. Del total de especies de la Lista, el 40% figuran como amenazadas con la extinción: Uno de cada tres anfibios y una cuarta parte de los árboles de coníferas del mundo, además de una de cada ocho aves y uno de cada cuatro mamíferos.

El ser humano, directa o indirectamente, es el principal responsable de gran parte de la disminución de especies, según la UICN. La destrucción y degradación del hábitat siguen siendo la principal causa, junto con la introducción de especies invasoras, la agricultura insostenible, la caza excesiva o la contaminación. La Lista muestra que la pérdida de biodiversidad sigue aumentando en casi todos los principales grupos taxonómicos, incluso en las zonas del planeta que parecen estar alejadas de la influencia humana.

El impacto del calentamiento global, debido a la emisión de gases de efecto invernadero, se siente cada vez más en las regiones polares. Se prevé que el hielo marino durante el verano se reduzca entre 50 y 100% en los próximos 50 a 100 años. El oso polar, especialmente adaptado al ambiente marino ártico, será una de sus víctimas más notorias. Su población, que depende del flujo de hielo para la caza de focas, se estima que disminuya en un 30% en los próximos 45 años.

Los desiertos y zonas áridas parecen estar relativamente intactos, pero sus animales y plantas, especialmente adaptados, también se encuentran entre las especies más raras y amenazadas: Especies como las gacelas saharianas o los antílopes asiáticos sufren un claro retroceso. La caza no regulada, seguida de la degradación del hábitat, son los mayores peligros a combatir.

Los océanos tampoco se encuentran a salvo. El 20% de las 547 especies de tiburones y las rayas especies, primeros grupos marinos evaluados sistemáticamente por la Lista, figuran como amenazados con la extinción. Estas especies de crecimiento lento son particularmente susceptibles a la sobrepesca y están desapareciendo rápidamente en todo el mundo.

Por su parte, la situación de las especies de agua dulce no es mucho mejor. En el Mediterráneo, uno de los 34 focos críticos de biodiversidad del planeta, la presión urbanizadora, el turismo masivo y la agricultura intensiva amenazan con la extinción al 56% de los 252 peces de agua dulce endémicos de este mar. Las especies de agua dulce de mayor tamaño, como el hipopótamo común, también se encuentran en dificultades. En el África Oriental, la actividad humana amenaza a más de uno de cada cuatro peces de agua dulce, lo que puede tener un gran impacto en el bienestar las comunidades ribereñas. Además de una importante fuente de alimentación, los ecosistemas de agua dulce son esenciales para obtener agua potable y para el saneamiento.

A pesar de estas negativas cifras, las acciones de conservación exitosa demuestran que es posible revertir esta tendencia. Según los responsables de la UICN, el cumplimiento de la legislación, la toma de medidas de protección urgentes y el compromiso ecológico de todos los ciudadanos podría contribuir eficazmente a mejorar el estado de conservación de las especies en un futuro cercano.