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Parques naturales Comunidad Valenciana





Los parques naturales son áreas naturales que en razón de la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, su fauna, o de sus formaciones geomorfológicas, o bien por la belleza de sus paisajes, poseen unos valores ecológicos, educativos, culturales o estéticos, que merece su conservación y una atención preferente por parte de la Generalitat Valenciana, que concede esta figura legal y que se considera adecuada para su integración en redes nacionales o internacionales de espacios protegidos.
Las actividades a realizar se orientarán hacia los usos tradicionales agrícolas, ganadero y silvícola, y al aprovechamiento de las producciones compatibles con las finalidades que motivaron su declaración, así como a su visita y al disfrute con las limitaciones necesarias para garantizar su protección y las actividades propias de la gestión del espacio protegido. Otros usos podrán ser objeto de exclusión en la medida que entren en conflicto con los valores que se pretenden proteger. El primer parque natural valenciano fue La Albufera declarado en 1986.


Parajes Naturales Municipales


La declaración de un P.N.M corresponde a la Generalitat Valenciana, pero la gestión recae sobre los ayuntamientos promotores. Se encarga de la misma un Consejo de Participación, donde están representados la Generalitat, el ayuntamiento, los propietarios y otros agentes sociales y económicos implicados.
Este consejo tiene carácter consultivo, colaborador y asesor. La declaración de este nivel de protección implica que en el paraje sólo se permitirán los usos y actividades que sean compatibles con los recursos y valores que motivan su declaración, y que se concentran en el plan especial correspondiente. La aprobación de este plan especial será simultánea a la declaración. En todos los casos queda excluida la utilización urbanística de los terrenos.

Microreservas de flora


Una microreserva es una zona de menos de 20 ha de extensión, que se ha declarado por orden de la Conselleria de Medi Ambient de la Generalitat Valenciana, por propuesta propia o por los propietarios del terreno, con el objetivo de favorecer la conservación de especies botánicas raras, endémicas o amenazadas, o las unidades de vegetación que las contengan.


LIC's


Los Lugares de Interés Comunitario son zonas de especial conservación en base a la presencia en estos lugares de especies consideradas prioritarias por la directiva 92/43/CEE de la Unión Europea. Estos lugares son susceptibles de formar parte de la Red Natura 2000 después de superar una serie de requerimientos, pasando a ser declarados Zonas de Especial Protección (ZEP).
En la Comunidad Valenciana se hizo una primera lista de LIC's a partir de 1997, con 39 espacios y con una superficie total de 420.577 ha. La lista propuesta finalmente incluye un total de 94 lugares de interés comunitario, con una superficie total de 685.862 ha de las cuales 624.153 (el 26,1% del territorio valenciano) corresponde a medios terrestres, mientras que 61.709 ha son áreas marinas.


ZEPA's


Son designadas según la Directiva Aves y forman parte de la Red Natura 2000 automáticamente. El objetivo general de la Directiva 79/409/CEE es asegurar la protección eficaz de todas las aves que vivan en estado silvestre a los estados miembros, mediante la protección, la conservación, la restauración y la creación de hábitats necesarios para que sus poblaciones puedan persistir a lo largo del tiempo, así como mediante la regulación de las prácticas de captura y comercio de aquellas especies que tradicionalmente hayan sido consideradas como cinegéticas. La última propuesta efectuada en la Comunidad Valenciana incluye un total de 18 zonas ZEPA, con una superficie total de 268.666 ha (el 11,6% del territorio)


SUS PARQUES























Parques naturales Catalunya



Cataluña pertenece casi en su totalidad a la cuenca mediterránea. La red hidrográfica catalana presenta dos grandes cuencas hidrográficas mayores, la cuenca hidrográfica del Ebro y las cuencas internas de Cataluña de un tamaño similar sobre el territorio (15.038 km² -46,84%- y 16.513 km² -51,43%- respectivamente), vertiendo ambas al Mediterráneo, a las que acompaña la cuenca del Garona que vierte sus aguas sobre el Atlántico y se extiende por 554 km², el 1,73% del territorio catalán.

La cuenca del Ebro en Cataluña se sirve principalmente del río Segre como mayor tributario, cuya cuenca en solitario alcanza los 7.455 km², y al que se le suman como afluentes las cuencas de la Noguera Pallaresa (2.811km²) y Noguera Ribagorzana (1.013 km²). Todos los ríos siguen un eje Pirineos-Ebro. Tras la afluencia del Segre, el Ebro se dirige hacia el Delta irrigando mediante otros afluentes un territorio de 3.757 km², en buena medida enclavado en el área de las Tierras del Ebro.

Las cuencas internas de Cataluña se dividen habitualmente a partir de aquellos ríos que nacen en los Pirineos y aquellos que lo hacen en las Cordilleras Costero Catalanas. Las cuencas que conforman el eje Pirineos-Mediterráneo las conforman los ríos Llobregat, Ter, Fluvià, Muga y Tec (que discurre hacia el Rosellón). Estas cuencas discurren por un área de 9.622 km². Las cuencas restantes, siguiendo el llamado eje Mediterráneo, nacen tanto en la Cordillera Litoral, Prelitoral como en la Llanura del Ampurdán y riegan sus aguas por 6.890km². Los ríos más importantes son (de norte a sur) el Daró, Tordera, Besòs, Foix, Gaià, Francolí y Cenia.

La más pequeña de las cuencas catalanas, la del río Garona, discurre mayoritariamente por el Valle de Arán. Recibe aguas de numerosos ríos y barrancos que bajan por las laderas de las montañas del valle, y dentro del territorio catalán sus afluentes más largos son el Arriu Unhòla y el Arriu de Varradòs.


La cuenca del Ebro aporta una media de 18.700 hm³ anualmente, mientras que las cuencas internas únicamente disponen de 2.020 hm³ al año. El desequilibrio viene causado por la aportación previa del Ebro (alrededor de 6.700 hm³/año) al que se le añade el aporte pirenaico del Segre (alrededor de 12.000 hm³/año) hacia el sur de la provincia leridana. Es alrededor de las comarcas de la Depresión Central que se ha aprovechado esas aguas para construir numerosos canales de regadío. Destacan los Canals d'Urgell (478 hm³) y el Canal de Aragón y Cataluña (362 hm³). Sin embargo, pese a su reducido caudal, de todas las cuencas españolas, es de las Cuencas Internas de Cataluña donde se utiliza más el agua para consumo humano (518 hm³). Este desequilibrio ha promovido el aprovechamiento en las comarcas litorales y orientales de aguas subterráneas, de las que Cataluña dispone bastantes reservas. De todas formas, es habitual que en periodos de escasez de precipitaciones se produzcan cortes en el suministro a poblaciones, incluso en primavera.[9] Por ello han sido consideradas varias opciones de trasvases fluviales. Para el abastecimiento de agua se cuenta con 28 embalses, de los cuales diez funcionan en la cuenca del Segre. El más antiguo es el pantano de Camarasa, construido en 1920.

En el territorio hay pocos lagos considerables. La mayoría se encuentran en el Pirineo catalán en forma de pequeñas lagunas (estanys), originados por antiguos circos glaciares. De estos, son famosos los del Parque nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, aunque el mayor de todos es el Lago de Bañolas, de origen cárstico.

La protección del entorno natural catalán ha crecido rápidamente durante los últimos años. A fecha de 2006 el territorio terrestre protegido ascendía a 9,608km², prácticamente el 30% de Cataluña. Los espacios difieren en grado de protección; en este sentido, el parque de con mayor rango y antigüedad lo constituye el único Parque nacional en territorio catalán, el Parque nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici , inaugurado en 1955. Sin embargo, era ya desde 1932 que se pretendía proteger algunos espacios del Pirineo en el llamado Plan Macià.[11] Hasta después de la restauración democrática y el gobierno autonómico no se volvió a legislar para proteger espacios naturales. Actualmente son varias administraciones (el Ministerio de Medio Ambiente, la Generalitat de Cataluña y la Diputación de Barcelona, junto a varios consorcios de municipios) las que se encargan de velar, proteger y promocionar los espacios protegidos. La Generalitat además de cogestionar el Parque de Aigüestortes, gestiona una red de 11 parques naturales, 3 Paratges Naturals d'Interès Nacional, una reserva natural (Delta del Llobregat) y una reserva marina (Islas Medas). Por su parte, la Diputación de Barcelona dispone de una Red de Parques Naturales (Xarxa de Parcs Naturals) dirigido por el Área de Espacios Naturales de la Diputación que extiende los espacios protegidos por 12 parques de diferentente grado de protección, algunos gestionados junto a la Generalitat. Además de esos parques, existe una red más extensa de espacios específicos protegidos mediante leyes menos específicas[12] cuyo objetivo es aunar la diversidad del territorio catalán y su flora y fauna local. Esta red, llamada PEIN (Pla d'Espais d'Interès Natural) incorpora además los parques naturales y nacionales antes mencionados que sí cuentan con una legislación específica. A fecha de abril de 2007, los espacios incluidos en el PEIN ascendían a 165.[13]

  1. SUS PARQUES

Parque nacional de Aiguastortes i estany de san Maurici.
Parque natural Cadí-Moixero.
Parque natural Cap de Creus.
Parque natural de L'alt Pirineu.
Parque natural de la zona volcanica de la Garrotxa.
Parque natural del Aiguamolls de l'Emporda.
Parque natural del Macizo de Montserrat.
Parque natural del Montseny.
Parque natural dels Ports.
Parque natural Delta del Ebro.
Parque natural San llorenÇ del munt i L'obac.
Parque natural Serra del Montsant.

Parques naturales Castilla y Leon









Flora y vegetación

Las encina y sabinas solitarias que ahora dibujan la llanura castellano-leonesa son restos de los bosques que cubrieron hace tiempo estas mismas tierras. Las explotaciones agropecuarias, debido a la necesidad de tierras para el cultivo del cereal y de pastos para los inmensos rebaños de la Mesta castellana, supuso la deforestación de estas tierras durante la Edad Media. Los últimos bosques castellano-leoneses de sabina se encuentran en las provincias de Soria y Burgos. Son bosques poco frondosos que pueden formar comunidades mixtas con encinas, quejigo o pino. La vertiente castellano-leonesa de las montañas cantábricas y las estribaciones del norte del sistema Ibérico cuentan con una rica vegetación. Las laderas más húmedas y frescas están pobladas por grandes hayedos, cuya área de extensión puede alcanzar los 1.500 m de altitud. A su vez, el haya forma bosques mixtos con el tejo, el serbal, el mostajo, el acebo y el abedul. En las laderas de solana proliferan el roble albar, el carballo, el fresno, el tilo, el castaño, el abedul y el pinar de Lillo, una especie típica del norte de la provincia de León.
En las laderas inferiores del sistema Central perviven amplias extensiones de encinar. A un nivel superior, entre los 1.000 y 1.100 m de altitud, abundan los castañares. Por encima de ellos predomina el roble pirenaico, muy resistente a los fríos, cuyo estrato se prolonga hasta los 1.700 m. Sin embargo, muchos robledales han desaparecido, talados por el hombre y sustituidos por pinos de repoblación. Los principales pinares nativos se encuentran en la sierra de Guadarrama. Las zonas subalpinas situadas entre los 1.700 y los 2.200 m acogen matorrales de piornos y enebros. Buena parte de la provincia de Salamanca, sobre todo en las comarcas de Salices y Ciudad Rodrigo, está ocupada por dehesas, un tipo de bosque parecido al de las sabanas africanas, con encinas, alcornoques, quejigos y rebollos. La provincia de Salamanca y la de Valladolid en la región de Rueda (Valladolid) cuenta también con los únicos olivares castellano-leoneses, ya que estos árboles no crecen en ninguna de las otras regiones de Castilla y León. También cabe destacar las regiones vinícolas con vinos de muy buena calidad como pueden ser los de Toro, los de Ribera del Duero (Valladolid, Burgos, Soria) los de Rueda, o los de Cigales

Zoología
Castilla y León presenta una gran diversidad faunística. Existen numerosas especies y algunas de ellas tienen especial interés por su singularidad, como algunas especies endémicas, o bien por su escasez como por ejemplo el oso pardo. Se han contabilizado 418 especies de vertebrados, que constituyen el 63 % de todos los vertebrados que habitan en España. Animales adaptados a la vida en la alta montaña, habitantes de roquedos, moradores de cursos fluviales, especies de llanura y residentes forestales forman el mosaico de la fauna castellano-leonesa.
El aislamiento a que están sometidas las altas cumbres propicia la existencia de abundantes endemismos como es el caso de la cabra montés (Capra pyrenaica victoriae), que en Gredos constituye una subespecie única en la Península. El topillo nival (Microtus nivalis) es un gracioso micromamífero de color pardo grisáceo y larga cola que vive en espacios abiertos por encima del límite de los árboles.
Pequeños y grandes mamíferos como ardilla, lirón, topo, marta, garduña, zorro, gato montés, lobo, bastante abundantes en algunas áreas, jabalí, ciervo, corzo y, únicamente en la cordillera Cantábrica, algunos ejemplares de oso pardo suelen frecuentar los bosques caducifolios, aunque algunas especies se extienden también a los bosques de coníferas y al monte bajo. El gato montés (Felis silvestris) es ligeramente mayor que un gato doméstico, tiene la cola corta y robusta, con anillos oscuros y el pelaje rayado. El lince ibérico (Lynx pardina), sin embargo, vive casi únicamente en zonas de matorral mediterráneo.


También se encuentran en este ambiente pequeños reptiles como la culebra de escalera, la culebra lisa meridional y la culebra de esculapio. La culebra lisa europea (Coronella austriaca) puede encontrarse desde el nivel del mar hasta los 1.800 m de altura y en la comunidad tiende a vivir en las alturas. Más arriba todavía, en las zonas rocosas del piso subalpino a unos 2.400 m de altitud. vive la lagartija serrana (Lacerta monticola cyreni), uno de los pocos reptiles adaptados a estas alturas.
En los ríos de montaña viven las nutrias y los desmanes y en sus aguas las truchas, las anguilas, los piscardos y algunos de los cada vez más escasos cangrejos de río autóctonos. La nutria (Lutra lutra) y los desmanes (Galemys pyrenaica) son dos mamíferos de hábitos acuáticos y muy buenos nadadores. La nutria se alimenta principalmente de peces, mientras que el desmán busca su comida entre los invertebrados acuáticos que habitan en el lecho de los ríos. En tramos inferiores de aguas más tranquilas nadan los barbos y las carpas. Entre los anfibios, los tritones y como especies destacables: la salamandra de Almanzor (Salamandra salamandra almanzoris) y el sapo de Gredos (Bufo bufo gredosicola), que son dos subespecies endémicas del sistema Central.
Donde los ríos se encajonan formando hoces y cañones viven sobre las rocas las aves rupícolas como el buitre común, el buitre negro, el alimoche, el águila real o el halcón peregrino. El alimoche (Neophron percnopterus), un buitre de pequeño tamaño, es de color blanquinegro con la cabeza amarilla. Aguas abajo y en sus orillas entre la exuberante vegetación forman sus colonias los martinetes y las garzas reales y se encuentra el reyezuelo, el pájaro moscón, la abubilla y el martín pescador.

Entre las aves que pueblan los bosques mediterráneos abiertos viven dos especies en peligro de extinción: la cigüeña negra (Ciconia nigra) y el águila imperial ibérica (Aquila adalberti). La cigüeña negra, mucho más rara que su congénere la cigüeña blanca, es de hábitos solitarios y vive alejada del hombre. El águila imperial ibérica anida en los árboles y se alimenta sobre todo de conejos, pero también de aves, reptiles y carroña.
En los bosques de coníferas viven entre otros el agateador, el carbonero garrapinos y el trepador azul (Sitta europaea), un pájaro de dorso gris y flancos rojizo-anaranjados que anida en agujeros a los que estrecha la entrada con barro. El urogallo (Tetrao urogallus) es un gallo muy oscuro y grande que vive en ambientes forestales, por lo que es muy difícil observarlo. Entre las rapaces forestales se encuentran el azor, el gavilán o el cárabo, que atacan con frecuencia a otras aves de menor tamaño como arrendajos, pitos, pinzones, picapinos y currucas.
La avutarda (Otis tarda) frecuenta las llanuras despejadas con cultivos de secano; es de gran tamaño y tiene la cabeza y cuello grisáceos y el dorso pardo. En los humedales castellano-leoneses se concentran durante el invierno numerosos ejemplares de Ansar común (Anser anser), que se reproduce en el norte de Europa y visita la zona en invierno.




SUS PARQUES:






















Islas Culumbretas el encanto de un archipiélago con una identidad singular


La configuración aislada de las islas Columbretes, que cumplen este año 20 años como parque natural, ha favorecido que se asienten en ellas nuevas y singulares especies


Un parque natural con historia. Nada menos que dos décadas de protección, de lucha por la conservación de la flora y fauna de una de las zonas más ricas de la Comunitat Valenciana. Cuidado, respeto y un lugar único a tan sólo 30 millas de la costa de Castellón. Un paraje considerado como uno de los archipiélagos volcánicos de mayor interés ecológico de todo el mar Mediterráneo.Fue hace 20 años, exactamente el día 25 de enero de 1988, cuando el Consell otorgó por decreto la denominación de parque natural al ecosistema de las islas Columbretes, que gracias a ello, hoy en día aún cuentan con la protección y el amparo de la Ley 15/1975 de Espacios Naturales Protegidos, de ámbito estatal, derogada y sustituida por la 4/1989 de Conservación de Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres. Años después, en 1994, el texto 11/1994 de Espacios Naturales Protegidos de la Comunitat Valenciana, que confiere al ecosistema la figura que lo protege actualmente.Y es que se trata de un archipiélago que destaca sobre otros enclaves de la península por su interés geológico y sus colonias de aves marinas. Entre ellas, la gaviota de Audouin, la pardela cenicienta, el halcón de Eleonor y el cormorán moñudo, todas en peligro de extinción en el Mediterráneo Occidental, y que se encuentran en estas islas por ser el único punto de nidificación de la Comunitat.La presencia de estas tres especies en la zona es de gran importancia, del mismo modo, que lo son otros animales terrestres como los artrópodos, con diez insectos endémicos, o la especie más importante que habita en la reserva: la lagartija de Columbretes, en honor al único ecosistema en el que reside.La gran riqueza del lugar, reside en parte, en la suma de fauna y flora terrestre y marina. Es, precisamente, el fondo marino el que está repleto de escollos, bancos y bajos que sirven de refugio a muchas especies. Las islas, también son el enclave perfecto por sus condiciones para la supervivencia de la tortuga boba, en peligro de extinción, por lo que entre otras actividades la Conselleria de Medio Ambiente realiza diferentes actuaciones y reintroducciones en la zona. Riqueza naturalEl pequeño archipiélago cuenta con más de cincuenta kilómetros de la costa de Castellón, de los que tan sólo 15 hectáreas están emergidas, y está formado por cuatro islotes que reciben el nombre l'illa Grossa, la Ferrera, la Foradada y el Carallot. El punto más alto del conjunto, el monte Colibre, se encuentra a 67 metros en la parte norte de l'illa Grossa.Las Columbretes, de origen volcánico, aislan a especies animales y vegetales en su pequeña extensión y las somete a condiciones ambientales especialmente características y duras, que hacen de ellas un ecosistema único y frágil.Además de su valor natural, este enclave posee una gran belleza por su grado de conservación, aunque en ocasiones se ha visto amenazado por actuaciones humanas. Una degradación de la zona que ha llegado a unos límites que hicieron manifiesta su necesaria protección. Organizaciones ecologistas, como Greenpeace, expresaron su voluntad de que el archipiélago con sus islotes fuesen declarados Reserva Integral de Interés Científico. Su importancia reside en su papel como zona de paso y de descanso de las aves migratorias que las utilizan como un puente entre las marismas del sur de Francia y la Albufera de Valencia en sus dos migraciones anuales, ciclos que se desarrollan en primavera y otoño. Allí descansan y anidan aves en peligro de extinción y residen otras especies singulares como la lagartija propia de las islas, escorpiones e insectos que se han adaptado a las condiciones especificas de las islas.La vegetación del archipiélago es escasa, y se encuentran plantas de origen peninsular, que se han adaptado a la dureza y peculiaridades de la zona, dando lugar a nuevas subespecies, que por tanto, sólo subsisten en el lugar.El reducido espacio emergido de les Columbretes se caracteriza por su terreno árido, un escaso suelo, tempestades, grandes insolaciones y la elevada salinidad de las plantas. Entre estas últimas, destaca el mastuerzo marítimo y la alfalfa arbórea adaptadas a las duras condiciones de la zona, y especies tan interesantes como la sosa fina, la zanahoria marina, el hinojo marino, la malva, la cambronera y el oroval. Todas repartidas en dos microrreservas de flora, una en la isla de la Ferrera y la otra en la Foradada. Las legendarias culebras que dan nombre a las islas desaparecieron hace más de un siglo, pero gracias a que han surgido nuevas subespecies en la zona, el archipiélago también cuenta con 10 especies de insectos exclusivas. Todo ello, sumado a su importancia como enclave para aves, ha llevado a su nombramiento como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).No hay que olvidar tampoco la riqueza y diversidad de sus corales, tortugas y peces, que se han visto amenazadas y en continua degradación por el turismo en la zona. Greenpeace desde hace tiempo denuncia que los yates de particulares y la prolifera realización de excursiones, sobre todo en verano, vulneran y corrompen la tranquilidad que aves y demás especies necesitan para reproducirse.También se ha registrado en la zona "el uso de escafandras para la pesca deportiva o profesional sin control que merma la calidad de sus fondos marinos". Toda una serie de circunstancias que se desencadenaron tras la construcción del faro en la zona y su consecuente actividad.

Parques naturales Castilla-La Mancha


La comunidad autónoma se encuentra situada en el centro de la Península Ibérica, ocupando la mayor parte de la Submeseta sur, denominación que se da a la extensa llanura que conforma la parte sur de la Meseta central. Se encuentra encuadrada al sur del Sistema Central división natural con la Submeseta norte y con Castilla y León. Pese a esto no faltan los paisajes montañosos como el del ya nombrado Sistema central (al norte), el Sistema Ibérico (al nordeste) o Sierra Morena y los Montes de Toledo, al sur.

Es la tercera región española más extensa con una superficie de 79.463 km2, lo que representa el 15,7% del territorio nacional.


Orografía

En la región se distinguen claramente dos tipos de relieve. Por una parte, la Meseta, una gran llanura uniforme con poco relieve. Dentro de esa uniformidad, el relieve más destacable es el formado por los Montes de Toledo, con alturas como Las Villuercas (1.601 m) y Rocigalgo (1.447 m). Está dividida entre los valles del río Tajo y del Guadiana

Por otra parte, la zona más montañosa, que rodea la Meseta y sirve de límite natural de la comunidad. En el norte de la provincia de Guadalajara, limitando con Madrid y Segovia, se encuentra un conjunto montañoso, perteneciente al Sistema Central, del que destacan las sierras de Pela, Ayllón, Somosierra, Barahona y Ministra, y en el cual nacen los ríos Jarama, Cañamares y Henares. El Sistema Central penetra también en la región por la provincia de Toledo, en lo que es el sector meridional de la Sierra de Gredos, conocido como Sierra de San Vicente, que se encuentra delimitada al norte por el río Tiétar y al sur por el Alberche y el Tajo.

Al sur de dicho sistema se sitúan los Montes de Toledo, que atraviesan la región de oeste a este, marcando la divisoria entre el Tajo y el Guadiana, formando parte de la vertiente meridional de la cuenca del primero y de la septentrional del segundo.

Al noroeste se encuentra el Sistema Ibérico, donde existe una importante acción fluvial y sobre todo cárstica, que ha dado lugar a parajes como la Ciudad Encantada, los Callejones de Las Majadas o las Hoces del Cabriel.

En el suroeste se encuentra la cordillera de Sierra Morena, que constituye el reborde sur de la Meseta Central y que sirve límite con Andalucía. En ella destacan dentro de la región Sierra Madrona, Sierra de Alcudia y Sierra de San Andrés. En el otro extremo sur de la Comunidad se encuentra la Sierra de Alcaraz y la Sierra del Segura que forman parte del sistema Bético.

Hidrografía

El territorio castellano-manchego está dividido en cinco cuencas hidrográficas principales, Tajo, Guadiana, y Guadalquivir que vierten sus aguas al Océano Atlántico y Júcar y Segura, que vierten al Mediterráneo. El Tajo abastece a una población total de 587.184 habitantes siendo la extensión de su cuenca de 26.699 km2.[5] Abarca la totalidad de la provincia de Guadalajara y la mayor parte de la provincia de Toledo, incluida las dos mayores ciudades de la provincia, la capital, Toledo, y Talavera de la Reina.

La cuenca hidrográfica del Guadiana tiene una extensión de 26.646 km2, lo que supone el 37% del total del río, y atiende a una población de 583.259 habitantes.[6] Abarca el sur de la provincia de Toledo, casi la totalidad de la provincia de Ciudad Real (exceptuando la parte sur), el suroeste de la provincia de Cuenca y el noroeste de la provincia de Albacete. Por su parte, la cuenca del Guadalquivir ocupa un 5.17%[7] del territorio regional lo que supone una extensión de 4.100 km2 y abastece a poblaciones tan importantes como Puertollano.[8] Se encuentra al sur de las provincias de Ciudad Real y Albacete.

En cuanto al Júcar, su cuenca abastece, a fecha de 2006, a 397.000 personas y abarca una extensión de 15.737 km2 lo que supone el 19,86% del territorio regional y el 36,61% del total de la cuenca.[9] Abarca el este de las provincias de Cuenca y de Albacete, incluyendo ambas capitales. Por último, la cuenca del Segura abastece a un total de 34 municipios albaceteños, situados al sureste de la provincia, y se extiende por un total de 4.713 km2.[10]





Parque nacional de Cabañeros


Parque nacional Las Tablas de Daimiel


Parque natural Alto Tajo


Parque natural Barranco del río Dulce


Parque natural Hayedo de Tejera Negra


Parque natural Lagunas de Riudera


Parque natural los Calares del río Mundo y de la Sima


Parque natural Serrania de Cuenca

Parques naturales Cantabria




Cantabria es una región de carácter montañoso y costero y con un importante patrimonio natural. Su enérgico relieve hace que el 40% de su superficie se sitúe por encima de los 700 metros de altitud y un tercio de este con pendientes de más del 30% de inclinación.[1] En ella se distinguen dos áreas morfológicamente bien diferenciadas:


La Marina. Una franja costera de valles bajos, amplios y de formas suaves de unos 10 km de ancho cuya altitud no suele superar los 500 msnm y que limita con el mar por medio de una línea de rasas litorales, configurando abruptos acantilados que son rotos por la aparición de desembocaduras de ríos generando rías y playas. En el litoral de la región destaca la Bahía de Santander. Por el sur la marina limita con la montaña.



La Montaña. Es una larga barrera de montañas abruptas paralela al mar que componen parte de la cordillera Cantábrica. En su mayoría de roca calcárea afectada por fenómenos kársticos y que cubren la mayor parte de Cantabria. Forman valles profundos en disposición norte-sur con fuertes pendientes horadadas por ríos de carácter torrencial, de gran poder erosivo y cortos por la poca distancia entre su nacimiento y su desembocadura. Los valles configuran diferentes comarcas naturales de la región bien delimitadas físicamente por los cordales montañosos: Liébana, Nansa, Saja, Besaya, Pas-Pisueña, Miera, Asón-Gándara, Campoo. A la montaña pertenece la sierra del Escudo, cordón montañoso de entre 600 y 1.000 msnm y que a lo largo de la zona occidental de Cantabria sigue paralela a unos 15 o 20 km de la costa. Montañas más altas nos encontramos a medida que nos desplazamos al sur, con una alineación de crestas que limitan los valles y las cuencas hidrográficas de los ríos Ebro, Duero y aquellos que desembocan en el Mar Cantábrico. Por lo general superan los 1.500 metros de altitud, desde el puerto de San Glorio en el oeste hasta el de Los Tornos en la parte oriental: Peña Labra, puerto de Sejos, puerto del Escudo, Castro Valnera y La Sía. También destacan los grandes macizos calcáreos de los Picos de Europa en la zona sur occidental de la región, cuyas cumbres sobrepasan la mayoría 2.500 metros y donde es amplia la presencia del modelado glaciar en su morfología.
Campoo y los valles del sur. La otra comarca que se diferencia es Campoo, en el extremo sur de Cantabria. Con un clima más continentalizado, presenta un desarrollo óptimo de masas forestales de rebollo (quercus pyrenaica) y que se encuentra en un periodo expansivo por el abandono de las tierras agrarias. Además, también existen grandes repoblaciones de coníferas (pinus sylvestris) en las suaves pendientes de la comarca.


SUS PARQUES






Parques naturales Canarias


Relieve


Canarias es un archipiélago volcánico muy reciente, con apenas 30 millones de años de antigüedad. Sus grandes edificios volcánicos se apoyan sobre grandes bloques de la corteza oceánica, y en la zona de contacto con la corteza continental africana. La disposición de las islas refleja la red de fallas presentes en la corteza oceánica.
La historia geológica de las islas es muy compleja. Encontramos varias fases de coladas de lavas que dan un típico relieve volcánico. Durante las grandes glaciaciones, las Canarias tuvieron un clima más árido que favoreció la erosión y la aparición de derrubios en las laderas y los barrancos.
Las costas son las más expuestas al ímpetu de la erosión, debido a la actividad marina. Hay muy pocas zonas de acumulación, lo que supone la existencia de muy pocas playas naturales. Predominan los grandes acantilados. Es destacable que Canarias es la región española con mayor longitud de costas: 1.583 km.[30]
Los barrancos son muy característicos de las islas Canarias: se trata del cauce esporádico por donde se dirigen las aguas corrientes presentes en las islas. Su recorrido es corto, y generalmente tienen un perfil rectilíneo muy marcado. Su cauce está tapizado de derrubios arrastrados por las aguas.


Clima

El clima es subtropical oceánico, con temperaturas mitigadas todo el año por el mar y en verano por los vientos alisios. Nos encontramos con variaciones muy importantes en cuanto al régimen de precipitaciones. En algunas zonas de la Isla de La Palma, por ejemplo, las precipitaciones anuales llegan a superar los 1.200 litros. En las islas orientales las precipitaciones son más escasas que en las occidentales; así Fuerteventura y Lanzarote se caracterizan por un clima árido semidesértico. La escasez de lluvia ha llevado a la instalación de desaladoras para abastecer zonas urbanas, como en Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife. De hecho, la primera planta desaladora de España se instaló en la isla de Lanzarote en 1964, y en la actualidad esta isla y Fuerteventura se abastecen casi en su totalidad de agua de mar desalada[cita requerida]. La porosidad del terreno dada su naturaleza volcánica, dificulta el aprovechamiento del agua de la lluvia en presas y embalses, si bien estas tienen una cierta importancia en Gran Canaria y La Gomera. En las islas occidentales se lleva a cabo un aprovechamiento de los acuíferos subterráneos a través de las galerías, a excepción de la Isla de El Hierro, donde son más importantes los pozos y aljibes. Una característica de algunos lugares de las islas es la presencia de montañas cerca de la costa que provocan que las masas de aire se condensen, dando lugar al fenómeno conocido como mar de nubes, y por tanto, el beneficio de la vegetación de la zona debido a la humedad. Sin embargo, debido a los microclimas existentes en una misma isla, podemos encontrar zonas donde aparecen boques húmedos y otras zonas donde la aridez es la característica principal.
Los vientos suelen soplar con mayor frecuencia del noreste, vientos que si bien no suelen dejar precipitaciones, si reportan humedad a las zonas orientadas hacia ese lugar, formándose el ya citado mar de nubes en zonas medias y altas. Los vientos del levante, siroco, suelen ir acompañado de calima, es decir, polvo en suspensión procedente del desierto del Sáhara, alcanzando a veces una gran densidad.
Las islas carecen de ríos aunque los barrancos son numerosos y las aguas discurren rápidamente desde las zonas altas hasta las costas. A pesar de ello existen algunas corrientes continuas de agua en La Palma, La Gomera y Tenerife.


Vegetación


La vegetación varía según la orientación y la altura. En las vertientes orientadas hacia el norte y noroeste hay plantas mesófilas y las orientadas al sur y suroeste hay plantas xerófilas. Cuentan con una rica vegetación endémicas y una gran variedad de aves e invertebrados.
Podemos identificar los siguientes pisos de vegetación, si bien no se hallan presentes en todas las islas:
Vegetación xerófila
Cardonal - tabaibal
Zona termófila (palmera, drago, sabina, etc.)
Laurisilva y faya-brezal (en las zonas orientadas al norte y este)
Pinar
Retamas


SUS PARQUES

Parques naturales Baleares



Paleogeografía

Gimnesias y Pitiusas han tenido una historia geográfica diferente. Durante las glaciaciones del Cuaternario, debido a la acumulación de agua en forma de hielo en los casquetes polares y en las grandes sierras, mares y océanos bajaron de nivel. Esto provocó que se unieran Menorca y Mallorca por un lado e Ibiza y Formentera por el otro. Todas las faunas y floras se mezclaron, pero entre la Gran Gimnesia y la Gran Pitiusa no fue así ya que permaneció un canal marino de más de 70 km, infranqueable por la fauna terrestre. La menor medida de la Gran Gimnesia (2.000 km²) y un clima más árido provocó la extinción de la fauna terrestre y la falta de vegetales arbóreos notables.


Flora

En el pasado, Gimnesias y Pitiusas tuvieron ecosistemas distintos. Las Gimnesias tenían bosques de encinas en el interior y en los llanos costeros grandes bosques de boj balear (buxus balearica), planta que aún se puede encontrar de forma residual en Mallorca. Las Pitiusas estaban prácticamente desnudas de vegetación arbórea y predominaban las hierbas nitrófilas producto del efecto de las deyecciones de la gran cantidad de colonias de aves que tenían.

Fauna

En el pasado, la fauna de las Gimnesias y de las Pitiusas era muy distinta. Parece ser que, a excepción de las especies voladoras (aves, murciélagos e insectos voladores) no compartían casi ninguna especie terrestre: diferentes comunidades vegetales, diferentes herbívoros, diferentes carnívoros.
SUS PARQUES

Parques naturales Asturias

Asturias se encuentra situada en la costa septentrional de España. Limita al oeste con la provincia de Lugo (Galicia), al este con Cantabria, al sur con la provincia de León (Castilla y León) y al norte con el Mar Cantábrico.
Tras la muerte del rey Don Pelayo (hacia el año 737), el territorio asturiano abarcaba desde el río Eo al río Asón.
En la mayoría de los mapas cartográficos hechos desde el siglo XVI se ve una Asturias dividida en dos: Las Asturias de Oviedo y las Asturias de Santillana. Las de Oviedo tenían su frontera occidental en el río Eo y por la parte oriental en el concejo de Ribadesella, donde comenzaban las de Santillana. Esta llegaba poco hasta más allá de Santander, situándose su frontera oriental en el río Asón. Por el sur las Asturias limitaban con la Cordillera Cantábrica.
En el mapa cartográfico editado en 1700 por Charles Hubert (primer geógrafo del rey de España) empieza a nombrarse Principado de Asturias, estando dividido aún en la de Oviedo y la de Santillana. En el año 1778 las Asturias de Santillana se integran definitivamente en la Provincia de los Nueve Valles de Cantabria.
El contorno actual se establece en la división territorial de 1833, que divide España en provincias a imitación de la francesa. Comprende los territorios de la comarca histórica de las Asturias de Oviedo, retornando los concejos de Ribadedeva, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja que pertenecían a las Asturias de Santillana ahora en la Provincia de Cantabria.


Reserva de la biosfera


En 1970 la UNESCO inició el proyecto "el hombre y la biosfera", que tenía como objetivo conciliar la mentalidad y el uso de los recursos naturales, esbozando el concepto actual de desarrollo sostenible. Como parte de ese proyecto se seleccionarían áreas geográficas representativas de los diferentes hábitats del planeta, abarcarcando tanto ecosistemas terrestres como marítimos. Esas áreas se conocen como reservas de la biosfera.
Estas reservas de la biosfera están reconocidas internacionalmente, aunque permanecen bajo la soberanía de sus respectivos países, y no están cubiertas ni protegidas por ningún tratado internacional. Se seleccionan por su interés científico, basándose en una serie de criterios que determinan si un espacio se incluye en el programa.
La función principal de estos espacios es obviamente la conservación y protección de la biodiversidad. Sin embargo, también se persigue el desarrollo económico y humano de estas zonas, así como la investigación, la educación y el intercambio de información entre las diferentes reservas, que forman una red mundial
En el año 2006, existen 507 reservas de la biosfera en 102 países diferentes.



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