-Los anfioxos han mantenido sus genes originales durante 400 millones de años
-Elementos del primitivo genoma aún están presentes en los humanos
El anfioxo, un primitivo y pequeño ser vivo de ambientes marinos y aspecto de pez traslúcido, acompaña desde hace décadas a los ratones, las moscas del vinagre, los peces cebra, los gusanos nemátodos y otros animales singulares como modelos para la investigación científica. Su gran particularidad radica en que, desde un punto de vista evolutivo, es el antepasado vivo más antiguo en la historia de los vertebrados --los animales con espina dorsal y vértebras-- y aún comparte con los humanos buena parte de sus primitivos genes. Descifrarlos es, por tanto, conocer un poco más de nuestra biología. Y esto, la secuenciación genética, es justamente lo que acaba de hacer un consorcio internacional en el que han participado investigadores de la Universitat de Barcelona (UB).Los detalles del trabajo se publican en el último número de la prestigiosa revista Nature, una de las biblias de la ciencia, que le dedica además su portada como trabajo destacado de la semana. El estudio, dirigido por Daniel Rokhsar, del Joint Genome Institute y la Universidad de California (EEUU), lo firman también una treintena de investigadores de 15 centros, entre ellos Jordi García-Fernández y Elia Benito-Gutiérrez, de la UB.A partir de un antepasado común, un representante del llamado filo cordado que vivió en el periodo Cámbrico, los cefalocordados (el subfilo de los anfioxos) y los vertebrados (el subfilo de los mamíferos, los peces o los dinosaurios) han evolucionado de manera independiente durante 450 millones de años. Tanto tiempo, no obstante, no ha evitado que todavía compartan características comunes. Si se analizan en profundidad, los anfioxos muestran cualidades a medio camino entre los antiguos invertebrados y los más modernos vertebrados. El pequeño genoma del anfioxo tiene solo 19 cromosomas y 520 megabases.UN FÓSIL VIVIENTELo más curioso del anfioxo es que se trata de "un auténtico fósil viviente", como lo definió ayer García-Fernández, catedrático de Genética de la UB, pues se calcula que ya vivía en la Tierra hace más de 400 millones de años. Mientras que en otras especies los genes han ido cambiando --ganando o perdiendo material--, lo que ha supuesto el surgimiento de nuevas especies, los genes del anfioxo se han mantenido prácticamente intactos. No obstante, eso no significa que su genoma se quedara inmutable hace 400 millones de años, sino todo lo contrario: lo que sucede es que conserva los genes originales, pero además los ha incrementado por procesos de duplicación génica.En este sentido, el estudio internacional también ha sido clave para confirmar la hipótesis llamada 2R, que explica el origen del genoma de los vertebrados a partir de dos duplicaciones genómicas ancestrales (el genoma se replica a sí mismo por completo). "Ahora ya conocemos perfectamente el origen de nuestro genoma", dijo García-Fernández.Los expertos han identificado 17 grupos ancestrales de fragmentos de genoma que están conservados en el actual anfioxo y en el genoma de los vertebrados después de 400 millones de años de evolución. "Hemos identificado entre 50 y 70 funciones conocidas en los humanos", pone como ejemplo el catedrático. La investigación también explica el origen evolutivo de los 23 cromosomas del genoma humano: según García-Fernández, los 17 grupos probablemente se han mantenido como cromosomas independientes en el anfioxo, pero luego se duplicaron dos veces, se perdieron algunos y finalmente dieron origen a los 23 cromosomas humanos.Garcia-Fernández dijo que uno de los objetivos es conseguir repetir en el laboratorio los pasos de la evolución natural. "Esperamos reproducir los cambios. Por ejemplo, el momento en el que surge el cerebro o las aletas de los peces --aventuró García-Fernández--. Si conocemos la biología del anfioxo, podemos entender mejor la biología humana, incluyendo los mecanismos moleculares que causan diversas patologías".