Buzos y pescadores denuncian contaminación de zona de corales en Taganga

La emergencia por el derrame de más de 10 toneladas de aceite vegetal sobre las playas de Taganga comenzó a tocar fondo.

Varios pescadores y buzos de la zona denunciaron ayer que los arrecifes coralinos del sector de Punta Ancón, área especial para buceo, resultaron afectados por la sustancia.

En estos momentos las labores de recolección del aceite se concentran en la arena de la playa, que presenta una coloración amarillenta. Los voluntarios cuelan la arena para extraer los restos del material.

Según el buzo Gerardo Cantillo en estos momentos no se puede realizar actividades con los turistas que venían a ver las especies marinas, ya que muchas están cubiertas con aceite: "En esas condiciones quien va a venir", dijo.

La empresa Terlica, en cuya planta se originó el miércoles pasado el daño de una válvula que provocó el vertimiento del aceite al mar, mantiene su plan de contingencia con el apoyo de la Capitanía de Puerto de Santa Marta, Carbones del Caribe, la Sociedad Portuaria, Prodeco, Petrobras, Drummond, Ecopetrol y un grupo de tagangueros contratados. Según los cálculos esperan superar la emergencia durante este fin de semana.

La empresa se comprometió con la comunidad afectada a reparar o indemnizar los perjuicios del derrame, al tiempo que enfatizó que el producto es ciento por ciento vegetal, no soluble y estable, que no afecta la salud humana ni el ecosistema marino.

Sin embargo la bióloga marina de la Universidad del Magdalena, Luz Adriana Velasco, dijo que si bien el material es biodegradable necesita de un tiempo para cumplir ese proceso de descomposición, y mientras ocurre eso no deja de ser aceite. "Como aceite puede bloquear el intercambio gaseoso de las branqueas respiratorias en los animales marinos, que al llegar la capa de grasa los asfixia y se mueren", explicó.

Pero los que no aguantan mas son los dueños de restaurantes, estaderos, los lancheros, vendedores ambulantes, caseteros y pescadores que anoche se reunieron para exigir a la empresa una compensación por las perdidas ocasionadas por el cierre de las playas.

"Yo pago arriendo y el dueño no me va a descontar los días que no trabaje y el mes va corriendo", señaló Gladis Olivo administradora un restaurante en Playa Grande, que no sabe que va hacer si la contaminación ahora toca fondo.