Las Galapagos, Naturaleza al desnudo


Cruceros que zigzaguean entre las Galápagos descubriendo a su paso tortugas gigantes, pingüinos del trópico, ballenas y especies endémicas. Lujos de un enclave reservado.

Al abordar un crucero para escudriñar estos espacios insulares se tiene la garantía de que se tendrán en cuenta todos los aspectos involucrados en las Galápagos: descubrimiento, aventura, interpretación ambiental, actividades acuáticas, relajamiento y un soberbio servicio.

Entre mayo y diciembre se extiende la temporada durante la cual la vida silvestre en las islas Galápagos se encuentra en su apogeo. La razón es que es el tiempo de reproducción.

La temperatura ambiental fluctúa entre 23° C y 28° C; aunque los meses de julio a setiembre son los que normalmente ofrecen condiciones más ventosas y mares picados, con días más frescos y secos que en otras épocas del año.

Yates, para elegir

La empresa Metropolitan Touring (www.metropolitan-touring.com) es prestadora de servicios en las islas y dispone de varias embarcaciones.

Una de ellas es el Yate La Pinta, en el que los turistas son convocados a una travesía de toda una semana para captar la belleza de las islas Galápagos.

El yate -que inició operaciones en marzo- se ciñe a los estándares de naves pequeñas de lujo, con un ambiente informal aunque elegante que parece realzar los sitios visitados.

El trayecto permite encuentros con su singular fauna, como las tortugas gigantes en su hábitat natural, iguanas terrestres y marinas, flamencos, pingüinos, piqueros de patas azules y los famosos Pinzones de Darwin.

El Isabella II es yate expedicionario que proporciona una profunda comprensión de las Galápagos. Su equipo de abordo, conformado por encantadores expertos, lleva una vitalidad a las islas a lo largo de un revelador itinerario de una semana de duración.

M/N Santa Cruz es la única nave de expedición que haya sido construida para las Islas Galápagos.

Su liderazgo y compromiso con la preservación de las islas se ponen en evidencia en cada salida. Una soberbia gastronomía y servicio acogedor afianzará la belleza de este destino único.
Postas de un sueño

Las paradas de los cruceros son en ámbitos que parecen reñir los principios de realidad y ficción.

Pero por más oníricas que parezcan, sus bellezas son reales, concretas y palpables con todos los sentidos.

Aquí una descripción de lo que la autora de la nota vio en cada una de ellas.

La Isla de Blatra es desde donde iniciamos el viaje de los sueños. Este territorio insular surgió como una protuberancia resultante del levantamiento del lecho marítimo.

Al observar a su alrededor se ven cientos de cactus que crecen en medio del trópico. Un pelícano se sumerge, un piquero sobrevuela y una fragata se eleva hacia el cielo. Hemos llegado. ¿Dónde comenzamos?

En Isla Bartolomé nos espera un libro abierto de geología. Permitan que sus ojos divaguen y encuentren características volcánicas muy peculiares: flujos y tubos de lava, conos de ceniza.

Una vez cerca de la orilla, hay que buscar movimientos de negro y blanco entre las rocas para divisar al único pingüino tropical que existe sobre la faz de la Tierra.

Más adelante nos sumergimos en el poder que entraña la Reserva Marina de las Galápagos. Una criatura vuela a velocidad de torpedo en el agua, rodeada de peces coloridos: ¡se trata nuevamente de un pingüino!

Isla Fernandina, aquí nos encontramos en una de las islas volcánicas más jóvenes de nuestro planeta. Esa cima en forma de domo es síntoma de que aquí se producen cambios vertiginosos.
El refrescante verde de los manglares presta abrigo a lobos marinos y otras especies.Esta isla es el hogar del único cormorán que ha dejado de volar: el Cormorán de Galápagos.

Si las rocas parecen desplazarse sigilosamente, lo más probable es que se encuentre mirando a los más grandes conglomerados de iguanas marinas que existen en el archipiélago.

Isla Isabela, aquí, las iguanas de tierra se desplazan junto a tortugas gigantes que producen la acción de un bulldozer.

Las aguas ricas en plancton atraen encuentros con los Goliat del océano: las ballenas.

Incansables delfines consideran al océano su campo de juegos de la evolución. ¿Se puede medir la felicidad cuando se observa jugar a los delfines?

Isla Floreana, la historia nos cuenta que fue aquí donde los seres humanos encontraron esperanza.

Piratas, marinos, balleneros, colonizadores y demás exploradores aventureros encontraron aquí una razón para venir a las Galápagos, en los Confines del Mundo.

Charles Darwin también tomó nota de la extraña belleza que posee esta isla tropical y desierta.
Flamencos habitan las pozas de agua salobre, mientras que las tortugas desovan en sus playas. Vuélvase a sumergir y constatará la abundancia de peces. Éste es un paraíso en Technicolor.



La Isla Santa Cruz, en algún punto en el tiempo, aquí se produjeron violentas erupciones. Las cuevas donde la lava penetró en distintas direcciones son evidencia de ello. Hoy en día podemos caminar a través de ellas.

También es el lugar donde la vegetación de altura ha proliferado sobre rocas volcánicas. Estas plantas proporcionan alimento para el más grande reptil de las Galápagos: las tortugas gigantes.

Observarlas desplazándose en su medio se convierte en un momento inolvidable del viaje. Fisgoneen en busca de orquídeas, helechos, musgos y algún muérdago.

La isla también da albergue al más grande esfuerzo conservacionista del Ecuador: la Estación Científica Charles Darwin. En la parte norte de esta gran isla, las iguanas terrestres y árboles gigantes de cactus nos volverán a sorprender. Contrastes redefinidos.



Isla Santiago (James), ésta fue la isla favorita de Charles Darwin.

Se encantó con los muchos y diferentes tipos de hábitats que aquí se observan.

Este lugar es el hogar de uno de los mamíferos marinos más extraños de los trópicos: los lobos de doble pelaje.

Los halcones de las Galápagos esperan pacientemente la aparición de lagartijas, del mismo modo que las garzas aguardan pacientemente a los peces.

Isla Rábida, el rojo no es un color común en Galápagos. La fragata macho lleva un buche rojo, tal y como un ostrero exhibe un pico rojo. En elevaciones mayores, un papamoscas macho bermellón resaltará entre la maleza, de la misma manera que lava roja fluye suavemente sobre negras laderas.

Esta isla nos muestra aquello que es poco común: terreno rojo contrastando con aguas azules.
Es un sueño de artista hecho realidad.

Aquí anidan los pelícanos y sus vecinos son los lobos marinos que pacíficamente descansan sobre arenas rojas. Cada pulgada de este sitio palpita con vida. Permitan que sus sentidos trabajen horas extras.

Isla Seymour Norte, es aquí donde parecería ser que un volcán ha acabado de colapsar y hundirse. De hecho, lo contrario es la realidad: un volcán salió de las profundidades del océano y formó una isla.

Rocas color café y blanco portan gran cantidad de vida; sin embargo serán los sonidos de este sitio los que le causarán la mayor de las impresiones.

Aves marinas siempre en busca de pareja o alimento; o el contoneo de una pareja de piqueros patas azules en su desfilar.

Escruten cuidadosamente cerca de las orillas para detectar el vívido naranja que aportan los cangrejos sayapas sobre estas siempre oscuras rocas.

Si la ola está buena, los lobos marinos practicarán surfing. Es aquí donde los humanos no pueden tocar la naturaleza, pero donde la naturaleza definitivamente toca a los humanos.

Sombrero Chino, este pequeño islote es un vecino satélite de la Isla Santiago. Sus ocultas playas de arena blanca son habitadas por gran diversidad de vida marítima.

Mantarrayas, peces, pingüinos y más, son aspectos subacuáticos sobresalientes de este pintoresco lugar. Esta isla ofrece "vida silvestre a la moda".

San Cristóbal, fue la primera isla en la que puso pie Darwin. Las especies endémicas constituyen evidencia de gran aislamiento y es aquí donde pueden observarse tipos únicos de cucuves y lagartijas de lava. Sus ojos nunca se cansarán de mirar las dramáticas escenas volcánicas, incluyendo la famosa Roca León Dormido, mar adentro. ¡Viva Galápagos!

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