El Cachucho ; 30 especies marinas únicas


El área protegida de El Cachucho, a 60 kilómetros de la costa de Ribadesella, «es un oasis en el océano», según los expertos. El Instituto Español de Oceanografía continuará sus trabajos a más de ochocientos metros de profundidad y prevé que los hallazgos se multipliquen en la nueva campaña de investigacións

Más de una treintena de especies endémicas del Área Marina Protegida de El Cachucho, nunca antes catalogadas en otro lugar, están a la espera de que la comunidad científica reconozca su carácter de variedades únicas, según explicaron ayer en Gijón los responsables de la campaña Ecomarg 2008, encargada del estudio de los ecosistemas que conviven en este vergel submarino, de una extensión similar a la de los Picos de Europa. El investigador del Instituto Español de Oceanografía y jefe de la campaña, Francisco Sánchez Delgado, recordó que dos especies de pequeños crustáceos exclusivos de esta zona -el 'liropus cachuchoensis' y el 'haplosemus logiramus'- ya cuentan con la bendición de los científicos, que han admitido su carácter extraordinario, pues no se han encontrado ejemplares en ninguna otra parte del mundo.
El proyecto Ecomarg se inició en el año 2003, si bien esta es su primera campaña en El Cachucho desde que este banco, situado frente a las costas de Ribadesella, fuera declarado como área de protección especial por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. El buque oceanográfico Cornide de Saavedra partió el lunes de El Musel rumbo a este enclave marino, del que regresó el viernes para relevar a parte de la tripulación. Ayer regresó a El Cachucho para continuar con una segunda fase de los estudios, que se prolongarán hasta el próximo viernes.
Durante su escala Sánchez Delgado -acompañado del subdirector general de Conservación de los Recursos Litorales y Acuicultura, José Manuel Sánchez Morá y del presidente de las cofradías asturianas de pescadores, Dimas García- adelantó los primeros resultados de estos días de travesía e hizo un repaso a los descubrimientos realizados hasta el momento en un lugar que el director del Centro Oceanográfico de Gijón, Luis Valdés, describió ayer como «un oasis en el océano profundo». El experto señaló que hasta el momento los investigadores han detectado la presencia de más de una treintena de especies endémicas de las que no se tiene conocimiento en ningún otro lugar del mundo, si bien hasta ahora la comunidad científica internacional tan sólo ha reconocido como variedades únicas el 'liropus cachuchoensis' y el 'haplosemus logiramus'.
Francisco Sánchez Delgado explicó que el proceso para que se acepte una nueva especie «es muy lento y tremendamente complicado, porque debe aportarse una descripción muy detallada y pasar multitud de análisis y evaluaciones. Al final deben de ser los especialistas los que certifiquen si esa especie no ha sido descrita antes en ningún otro lugar». Pese a la falta de confirmación, el investigador del IEO asegura que esa treintena de especies descubiertas en El Cachucho «no se han encontrado citadas en ningún sitio».
«Pequeños y nadadores»
Los animales referidos por los encargados de la campaña Ecomarg, al igual que los dos ya aceptados por la comunidad dientífica, son básicamente especies de crustáceos «pequeñitos, nadadores y que viven muy próximos al fondo, similares al krill del que se alimentan las ballenas». Estos especímenes son los primeros en aprovechar la materia orgánica que se va depositando en los fondos y constituyen el alimento de otras especies, fundamentalmente peces, características de la zona.
Francisco Sánchez Delgado destacó el elevado número de nuevas especies como algo «extraordinario» y aseguró que «científicos expertos en asuntos relacionados con la biodiversidad se muestran realmente sorprendidos, porque no es normal que aparezcan de repente tantas en un mismo lugar». El investigador del IEO consideró que este dato es un «indicador» de las características únicas que presenta El Cachucho, que no se repiten en ningún otro lado del planeta. «Esto que tenemos aquí enfrente es algo muy especial».
Una de las claves de la gran biodiversidad presente en esta zona diferenciada del Cantábrico, explicó, es la existencia de fondos muy diferentes, con un banco -la parte más elevada (425 metros bajo el nivel del mar) y más adentrada en el oceáno- en el que predominan las arenas finas con bajo contenido en materia orgánica, una cuenca interior con fondos ricos y varias zonas de roca desnuda.
También influyen notablemente las peculiaridades del relieve. Así, en el sector más occidental del banco la existencia de una meseta submarina supone la conexión del banco con la plataforma continental, por lo que se pueden encontrar especies de plataforma. Más al Oriente, sin embargo, la presencia del conocido como cañón de Lastres configura un perfil muy distinto, con profundidades intermedias de más de dos kilómetros. «Si todo El Cachucho tuviera este último aspecto, sería una montaña submarina propiamente dicha, con las especies clásicas de este tipo de ecosistemas. Pero la reserva también tiene influencia del continente, lo que supone unos índices de biodiversidad muy altos».
En total se han catalogado ya cerca de 600 especies diferentes entre crustáceos, gusanos, esponjas, corales, moluscos y equinodermos. El capítulo de especies exclusivas podría ampliarse una vez se analicen varias muestras de roca recogidas anteayer por el Cornide de Saavedra, en las que se han encontrado unos sesenta ejemplares de esponja, algunos de los cuales se cree que podrían corresponder también a especies nunca antes catalogadas.
Además se han descubierto ejemplares de algunas especies «muy difíciles de encontrar» y cuya rara presencia sólo se da en aguas polares o en profundidades abisales. En concreto esta semana se han recogido 'esponjas de cristal', un singular porífero que suele dar cobijo a un cangrejo de pequeño tamaño que pasa toda su vida sin salir de la esponja. Según explicaron los expertos el 'huésped' entra a través de los poros durante su fase larvaria y crece allí dentro. Cuando coincide con otra larva forman una pareja estable, se reproducen y lanzan los gametos al exterior, para colonizar otra esponja. «En Japón el esqueleto de la esponja se regala en las bodas como símbolo de fidelidad», contaron a modo de anécdota.

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