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Estudian los fondos coralinos de Puerto Rico con alta tecnología
Moviéndose sobre un espacio soleado de fondo marino tropical, un equipo sumergible con cámaras está ayudando a la ciencia a trazar un mapa de los arrecifes coralinos que sobreviven frente a las costas de este territorio de Estados Unidos en el Caribe, con el objetivo de ayudar a preservarlos.
La pequeña maquinaria de control remoto y atada a un barco de sondeo de 187 pies pasó por los montículos de coral, enviando imágenes al barco para que los científicos puedan idear modos de restaurar los debilitados arrecifes.
Los vídeos e imágenes de ultrasonido tomadas esta semana aportan los mapas más precisos que se han tomado hasta hora de los arrecifes y el fondo marino en la zona.
''En algunos de estos lugares fue donde los barcos del Capitán Cook tiraban sondas de plomo para enterarse de lo que había abajo'', dijo el científico Mike Stecher, refiriéndose a la práctica centenaria tirar sondas para trazar la profundidad.
Los científicos y observadores de un salón de control del barco Nancy Foster, operado por la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), veían con agrado cómo una cherna y otros peces se ocultaban detrás de corales y de esponjas al aproximárseles el lente del equipo sumergible.
Los mapas producidos por la expedición de las costas de Puerto Rico ayudarán a calibrar el estado de los menguantes hábitats coralinos, algunos de los cuales se ''secado'' y exterminado con los cambios de clima, según Tim Battista, el investigador principal de la misión.
El coral de arrecifes, un pequeño animal como un pólipo que edifica una coraza de carbonato de calcio en derredor suyo, aporta un importante refugio, además de áreas para que se alimenten y reproduzcan muchos tipos de criaturas marinas. Pero esas áreas están en peligro en el Caribe y en el resto del mundo.
En las aguas de Puerto Rico, los corales de aguas poco profundas se han perjudicado con la contaminación y la pesca excesiva. Casi la mitad del coral de áreas tales como las vecinas Islas Vírgenes de EEUU murieron de enfermedades luego de un período de meses en el que las aguas se recalentaron demasiado en el 2005.
Los investigadores han pronosticado que es posible que hasta el 60 por ciento del coral del mundo podría morir para el año 2030 si siguen las altas temperaturas marítimas y siguen aumentando los niveles de contaminación del mar.
Fuente:
DAVID McFADDEN / Associated Press
A BORDO DEL NANCY FOSTER
El fabuloso Mar del Sur
Descubrimos un mundo marino sorprendente, propio de la Corriente de Humboldt, en las áridas costas peruanas. La tranquilidad de las islas es solo aparente.
Es un mundo cuya riqueza marina convoca a muchas especies animales extraordinarias y fabulosas.
La densa bruma invernal se disipa develando con lentitud un conjunto de islas agrestes y enigmáticas. A un centenar de kilómetros, al sur de Lima, cual espejismos diviso las islas de Asia. A medida que nos acercamos, una nube gris y alada, formada por miles de ruidosos zarcillos sobrevuela los roquedales, delatando el arribo de intrusos.
La tranquilidad de estas islas es solo aparente. Ingresamos a un mundo cuya riqueza marina convoca a muchas especies animales de costumbres extraordinarias y formas fabulosas: percebes, anémonas, caracoles, conchas, erizos, estrellas de mar y muchos otros invertebrados que se aferran a cada espacio de los acantilados donde anidan chuitas y dos clases de piqueros, y golpea bravamente el oleaje, indómito y hostil.
Aquí es donde la Corriente de Humboldt deja sentir su verdadera fuerza y frialdad –con temperaturas promedio de 13° C a 14° C, entre mayo y octubre, y de 15° C a 17° C entre noviembre y abril– como un río submarino que discurre de sur a norte, trayendo aguas antárticas y el plancton, que induce el milagro de la vida. Para resumir su riqueza, basta mencionar que más de 30 especies de delfines y ballenas y aproximadamente 300 variedades de peces, acompañan a esta corriente en su tránsito por el mar de Asia.
Este mundo acuático, frío y pétreo, de cuevas como catedrales cavadas por el tiempo y el océano, es el hogar de los elusivos chungungos o gatos marinos, mamíferos en franca vía de extinción, de finísimo pelaje y de grandes habilidades subacuáticas.
Pingüinos de Humboldt viven en colonias focalizadas en pequeñas cuevas escarbadas al borde del abismo, donde nidifican. Durante la época de muda del plumaje permanecen fuera del mar sin alimentarse, consumiendo sus reservas de energías y, por ende, exponiéndose a las agresiones de los depredadores. Su sentido de responsabilidad debería ser imitado por muchos humanos: las parejas se turnan para empollar sus huevos con devoción, mientras que otros se agrupan en las rocas y se lanzan de panza sobre las olas para nadar con celeridad.
El pingüino de Humboldt, propio del Perú y Chile, y el de las islas Galápagos, son las únicas dos especies que viven lejos de la presencia de los eternos hielos polares.
Se suman a esta particular fauna dos especies de lobos marinos: el chusco, de solo un pelo por poro; y el fino, de dos. La torpeza en tierra, característica de estos pinnípedos, contrasta notablemente con la destreza de sus movimientos en el agua, donde se convierten en grandes pescadores de chitas, lenguados, cabrillas, merluzas, pulpos y calamares. Notables curiosos, inofensivos para el hombre, su población se ha visto mermada por el calentamiento de las aguas, producto de la reciente Corriente del Niño.
Amanece. Más de 100 mil piqueros, guanayes y alcatraces agitan sus plumajes y parten en pos de cardúmenes de anchoveta. La isla de Asia va quedando al descubierto en minutos, ocre y solitaria.
Atendiendo al poderoso llamado de la naturaleza, innumerables aves guaneras caen como una lluvia de flechas, ávidas de peces que perturban febrilmente la superficie marina. Mientras tanto, una familia numerosa de delfines nada en círculos cerrados, sumándose al festín.
Toda esta fauna alrededor de las islas del guano muestra el complejo sistema de vida que se origina bajo la influencia de la fría Corriente de Humboldt, o Corriente Peruana, que trae de las profundidades masas de microorganismos generadores de una intensa cadena de vida al filo de uno de los desiertos más extensos y secos que existen en el planeta.
Alejandro Balaguer Especial para La Prensavivir+@prensa.com
Arrecifes de coral
Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más ricos y espectaculares del planeta. La gran biodiversidad que se encuentra en ellos les ha ganado el mote de "selvas del mar". Entre las miles de especies que los forman y habitan se encuentran representados todos los grupos de organismos marinos existentes.
México tiene arrecifes coralinos en sus aguas del océano Pacífico, del Golfo de México y del Mar Caribe en la península de Yucatán. En esta última zona, el arrecife forma una barrera discontinua de casi mil kilómetros de longitud que se prolonga hasta Honduras. Es la segunda más grande después de la Gran Barrera de Arrecifes de Australia.
Una arquitectura fantástica
Los arrecifes de coral son colonias formadas por pequeños animales, llamados pólipos. Dentro del tejido del pólipo hay una población de algas que viven en asociación de mutuo provecho (simbiosis) con el coral: el pólipo provee de protección a las algas y éstas, a su vez, proveen de alimento y oxígeno al coral.
A lo largo de miles de años, los esqueletos de los pólipos se convierten en formaciones rígidas, aunque frágiles, de diversos colores y de muchas formas. Los corales presentan escasa resistencia a los impactos humanos y tardan muchos años en recuperarse. La salud de los organismos del arrecife no sólo depende de la luz y la temperatura (crecen en aguas cálidas), sino también de las características químicas del agua: la cantidad de oxígeno, la salinidad y la transparencia.
Hoy en día, estos hermosos ecosistemas están en problemas. Nuestros arrecifes están amenazados por la contaminación, la destrucción de los manglares, la erosión del suelo, la sobrepesca, los excesos en el turismo marino y el cambio climático global.
Contaminación por petróleoLos derrames de petróleo afectan la tasa de crecimiento y los sistemas de reproducción de los corales. Este impacto se ve agravado por los dispersantes utilizados después de un derrame, ya que aumentan las amenazas y pueden hasta matarlos. Los escurrimientos de combustible de los barcos también les causa daño: en 1998, el barco Emily Cheremie destruyó más de 400 metros de arrecife frente a las costas de Quintana Roo.
Cambio del clima globalLa respuesta de estos ecosistemas ante el cambio climático se conoce como blanqueado del coral. Cuando enfrentan un extremo y prolongado estrés por el calentamiento de las aguas tropicales, el coral expele las algas que viven en sus tejidos, con lo cual pierde su color natural y adquiere uno blancuzco. Al perder su asociación con las algas, el coral muere.
En sentido opuesto, los corales absorben el CO2 disuelto en el agua y lo incorporan a los arrecifes. De esta manera, contribuyen a reducir las acumulaciones de este compuesto en la atmósfera y disminuyen los riesgos del calentamiento global.
Turismo
El crecimiento de la actividad turística ha dañado a los arrecifes con las descargas de aguas negras y la contaminación tóxica. Los barcos que tiran las anclas en los arrecifes o que encallan, pueden destruir un coral de más de cien años de edad en cuestión de segundos. Buzos descuidados pueden tocar y romper el coral; los turistas son también responsables del enorme crecimiento del comercio de curiosidades marinas, en especial de especies amenazadas como el coral negro.
Además de ser un hábitat insustituible, los arrecifes son rompeolas naturales que se auto reparan y protegen el litoral, sin costos para el hombre. Los arrecifes de coral proveen alimento y protección para un sinnúmero de criaturas marítimas, como erizos, tortugas de carey, cangrejos, langostas y un largo etcétera. Alteraciones tanto naturales como realizadas por el hombre pueden afectar la compleja cadena alimenticia que se ha desarrollado alrededor del arrecife.
Para poder enfrentar estos problemas y proteger a los arrecifes, debemos seguir actuando. Greenpeace trabaja por la protección de los arrecifes de coral a través de una combinación de esfuerzos locales, regionales e internacionales. Tú puedes ser parte de este esfuerzo. Asóciate a Greenpeace ahora para que sigamos trabajando en defensa de los ecosistemas.