El camaleón (Nuevos descubrimientos)

Nuevos descubrimientos acerca del animal irracional que mejor sabe disfrazarse disimulando su presencia y confundiéndose con el paisaje. El camaleón, reptil saurio que se alimenta de insectos que caza con su lengua larga y pegajosa y que posee la facultad de cambiar de color según le convenga o le aconsejen las condiciones ambientales, es más camaleónico aún de lo que se suponía. Un grupo de científicos australianos ha publicado en la revista británica Biology Letters los resultados de un estudio que arroja la evidencia de que el camaleón no sólo se adapta al color de fondo del escenario, sino también a las facultades visuales de sus predadores.Los susodichos científicos capturaron 16 camaleones enanos, de la especie Bradypodion taeniabronchum, una de las ochenta especies existentes, pues que el camaleón no es uno sino muchos y diversos (y aquí que cada uno lea lo que quiera). La mitad eran machos y la otra mitad hembras (el disimulo no hace distingo de géneros). Fueron enfrentados a dos grandes predadoras, una era la conocida como arpía fiscal (que cada cual siga interpretando lo que quiera), la otra era una serpiente arbórea y, por supuesto, venenosa. Valiéndose de espectómetros, midieron los científicos australianos las modificaciones experimentadas en el color de sus camaleones antes y después de que ellos hubiesen reparado en la presencia de sus predadores, obteniendo variadas enseñanzas. No es la menos importante que, cuanto más claro ve su predador, mejor se confunde el camaleón con el paisaje; y también que, ante la serpiente el camaleón se vuelve generalmente más pálido que ante el pajarraco. Será que le impone más.Se trata de la primera observación llevada a cabo en el mundo sobre la adaptación de un mecanismo de camuflaje animal a unos predadores específicos. Importante descubrimiento, aunque insuficiente -pensarán los malpensados- si pretendemos explicarnos la compleja trama de disfraces, camuflajes y disimulos con que nos obsequia en estos días la vida nacional opositora. Pero esto es harina de otro costal. El político, animal racional de lengua larga y pegajosa y con más de 80 especies diversas, merecería ser objeto de estudios biológicos permanentes.

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